El león del Atlas o de Berbería (Panthera leo leo) se encuentra actualmente extinto en libertad y solamente se mantiene en cautividad un número desconocido de ejemplares con distintos grados de pureza o mestizaje respecto a la subespecie original. Así, zoológicos de todo el mundo aseguran su supervivencia y posibilitan una futura reintroducción en algunos de los territorios que conformaban su hábitat de distribución.
El león del Atlas es la subespecie de león más grande de las que existen en la actualidad, presentando algunas características que le hacen más similar a un tigre de Bengala o un jaguar que a otros leones, como consecuencia de su adaptabilidad a cazar en zonas boscosas. Así, presenta una gran masa muscular y un hocico corto, unas patas fuertes, con mayor altura de las traseras; cola robusta y unos ojos grandes adaptados a ver en la noche, con poca luz, y poder cazar al atardecer. Al igual que el resto de leones, los machos se caracterizan por una melena larga, espesa y oscura, aunque rojiza en su zona más próxima a la cara, que contrasta con el color arena de su cuerpo.
Se encontraba adaptado a hábitats con escasez de presas, por lo que desarrolló hábitos solitarios o en grupos pequeños, en lugar de cazar en manadas como acostumbran los leones africanos que viven en sabanas abiertas con abundancia de alimentos, y su mayor tamaño le daría ventaja al cazar por su cuenta. Aunque las antiguas descripciones del león del Atlas presentan mucha variación entre sí, refiriendo ejemplares de más de tres metros, incluso mayores a los conservados en museos, lo más probable es que los que vivían en hábitats fríos y montañosos tendrían gran masa corporal y larga melena, mientras que los vivieran en zonas desérticas tendrían un menor tamaño, menos grasa corporal y una melena más corta.
El león del Atlas se distribuía por una amplia zona del norte de África hace unos seis mil años, entonces conformada por una extensa zona de sabana que, al secarse, se convirtió en el actual desierto del Sáhara. Como resultado del proceso natural de desertización y la desaparición de los grandes herbívoros, las poblaciones de esta subespecie se fragmentaron en tres: una, que habitaba la cordillera del Atlas y la zona al norte de esta; otra, en las llanuras y formaciones rocosas de la meseta de Tassili, en pleno desierto del Sahara; y una última comprendida entre el valle del Nilo y las montañas de Etiopía. Aunque el león era un animal sagrado en la cultura egipcia, representando el poder y la fuerza de la diosa Sekhmet, desapareció del delta del Nilo por la acción del hombre ya antes del año 3.000 a.C. a consecuencia del crecimiento de las poblaciones y la alteración y reducción de sus hábitats.
Posteriormente, con el dominio romano de la zona siguieron disminuyendo las poblaciones de león del Atlas de la zona, aunque su gran declive se debe a la fragmentación del territorio, la disminución de presas y el pastoreo, que llevó a un cambio en sus hábitos de caza que originó que fuera matado para proteger a los animales domésticos. Aunque ya entre los siglos XVII y XIX se constata su extinción en diferentes zonas de África, la persecución en la época colonial del s.XX lleva a su extinción en libertad. Afortunadamente, cuando su distribución se reducía a zonas muy localizadas de Marruecos, algunos leones del Atlas fueron conservados en zoológicos, de cuyos descendientes provienen los individuos actuales, con diferente grado de mestizaje o de pureza genética, que sirven de esperanza para una posible reintroducción de la subespecie en el medio natural en alguno de sus hábitats originales.