La jirafa de Angola, también conocida como jirafa de Namibia o jirafa ahumada (Giraffa giraffa angolensis), es una subespecie de jirafa extendida en la frontera sur entre Angola y Zambia, así como en Botsuana y en gran parte del norte y noreste de Namibia. Aunque tradicionalmente se reconocían nueve subespecies de jirafas, un estudio exhaustivo de ADN de las poblaciones determinó en 2016 que existen cuatro especies diferenciadas de jirafas (Giraffa camelopardalis, Giraffa reticulata, Giraffa tippelskirchi y Giraffa giraffa, considerándose la de Angola una subespecie de esta última). Estudios genéticos en la primera década del siglo XXI determinó que las poblaciones del desierto del Namib y Parque Nacional de Etosha constituyen una especie distinta, con una estimación de alrededor de 20.000 ejemplares en estado salvaje y pocas decenas en parques zoológicos. Su patrón identificativo se diferencia del de las otras especies al estar formado por grandes manchas dentadas de bordes amarillentos, con forma de hojas en la parte trasera.
Su largo cuello, de hasta dos metros de longitud, se sostiene por siete vértebras cervicales, el mismo número que los humanos. La altura de la jirafa, de hasta seis metros, le posiciona como el animal terrestre más alto, lo que elimina la competencia con otros herbívoros por el alimento y de forma que puede alcanzar las hojas más altas de los árboles. En hábitats boscosos, tiene preferencia por las hojas de especies espinosas como la acacia, que puede alcanzar con su larga lengua, de hasta 50 centímetros, de color azul oscuro evitando las espinas, a la vez que sus labios y paladar también se encuentran preparados para no lastimarse con ellas. Igualmente, puede alimentarse de frutos, arbustos o cortezas, requiriendo menos alimento que otros rumiantes al contar con un sistema digestivo más eficiente. Se caracterizan por contar con dos o cuatro conos óseos, estructuras parecidas a cuernos, delgados y con un pequeño penacho de pelo superior en hembras y jóvenes y libres de pelo en los machos adultos. Estas estructuras podrían tener algún papel en el equilibrio térmico, aunque también son usados por los machos en eventuales duelos de confrontación territorial.
La jirafa puede vivir en grupos de alrededor de entre 10 y 30 individuos, aunque no cuenta con fuertes vínculos sociales y la composición de las manadas cambia con frecuencia, siendo más estables los lazos entre madres y sus crías mientras que los machos jóvenes socializan más, participando de peleas simuladas, y los adultos se vuelven más solitarios a medida que crecen. Su reproducción es polígama, y tienen una única cría por parto, que nace con una altura de algo menos de dos metros y puede correr a las pocas horas de haber nacido tras una gestación de entre 400 y 600 días. Tras pasar las primeras semanas escondidas o protegidas por su madre, es habitual que se creen pequeñas "guarderías" al cuidado de una única hembra mientras el resto se desplaza a alimentarse o beber. Por lo general son poco ruidosas, ya que no cuentan con cuerdas vocales y se comunican a largas distancias con infrasonidos, aunque su catálogo de sonidos incluye toses fuertes de los machos durante el cortejo, mugidos de llamada de las hembras a las crías, o resoplidos, balidos, mugidos o "maullidos" por parte de las crías.